viernes, 15 de junio de 2012

Paralingüística oral


Fundamentalmente, la paralingüística se centra en el estudio de las emisiones de la voz y de las características no semánticas del lenguaje; se basa en el análisis y el reconocimiento de los estímulos vocales. Digamos que se centra más en la forma que en el contenido.
         A través de ellos, el receptor puede identificar, deducir o hacer juicios en relación a cuatro elementos: características físicas del emisor, su personalidad, su actitud hacia el público y su estado emocional.
         Según Poyatos la voz humana se caracteriza por una serie de elementos, que pueden estar condicionadas por diversos factores, como son los de índole biológico, fisiológico, socio-culturales, psicológicos y ocupacionales.
Las características de la voz según dicho autor, son:

Timbre
         Es el registro o altura musical de la voz de cada persona, el modo propio en el que suena y distingue a unas personas de otras. Es característico de él que varía según las zonas geográficas y que permanece en el tiempo siendo aproximadamente el mismo en cada persona.
Tono
         Es como la huella dactilar de cada persona, es única e intransferible. Dentro del proceso de comunicación juega un papel importante, pues es el regulador de sentimientos y expresiones. Dentro del tono, se diferencian los tonos agudos y los graves; éstos, denotan neutralidad u objetividad, mientras que aquéllos denotan más expresividad y emociones, ya sea alegría, sorpresa o lamento, por ejemplo. El control del tono es fundamental a la hora de la transmisión de información, puesto que va en función del significado y, además, la entonación incita a la interpretación buena o mala de la intención del contenido.
Intensidad o volumen
         Su principal función es la hacer énfasis en diversas partes de un discurso con el objeto de atraer la atención del receptor. La intensidad del volumen de la voz, una vez, manifiesta cierto tipo de emociones. Si es demasiado alto, se puede interpretar como autoridad, dominio, seguridad o excesiva alegría, alboroto. Por contraposición, una intensidad más bien baja, se interpreta como inseguridad, falta de autoridad, poco esfuerzo, introversión.
         Con ello, entendemos que el volumen a usar viene determinado en función del contexto, del público, de la dificultad del contenido y del conocimiento previo que se tenga de éste.
         Por último, se debe hacer mención a los silencios. Éstos, son pausas realizadas en momentos estratégicos de la exposición, muy significativas y de gran utilidad, sobre todo, para captar la atención del receptor ante un contenido de importancia. Son fundamentales al inicio de las exposiciones, para resaltar el énfasis en algún contenido concreto o al cambiar de tema u actividad.

Ritmo o tiempo
         Se refiere a la fluidez verbal con que se expresa una persona. Medido en palabras por minutos, lo ideal es utilizar unas cien o ciento cincuenta palabras por minuto para que nuestro mensaje sea comprensible.
         Entendemos una escala que mide el ritmo al hablar: muy lento, lento, medio, rápido y muy rápido. Uno u otro provoca sensaciones diversas en el receptor, por lo que lo que debemos cuidar nuestro ritmo a la hora de exponer un contenido. Los ritmos lentos provocan aburrimiento, cansancio, desinterés, monotonía, frialdad, retirada…A la emisión lenta de la palabra se le conoce como bradilalia. Por el contrario, los ritmos rápidos y animados, incitan a la conversación y al contacto o bien al nerviosismo y agobio; al uso rápido de la palabra se le conoce como taquilalia.

Resonancia
         Es la manera en la que resuenan las vibraciones de las bandas vocales por la forma y el tamaño de cada cavidad. Se clasifica en tres tipos: oral (voz clara y firme), faríngea (rasgo positivo en el hombre, que implica madurez, pero negativo en la mujer) o nasal (sugiere actitudes negativas).

Campo entonativo
         Puede ser melodioso o monótono, según la impresión que cause la combinación de los registros, los acentos y las pausas empleadas a lo largo del discurso por la persona.

Segregadores
         Existen distintos tipos de perturbadores, donde destacan los largos periodos de silencio, uso excesivo de palabras sin contenido, las repeticiones, tartamudeos, muletillas, interjecciones, omisiones, pronunciaciones erróneas, etc.
         El llanto, la risa, el control de las articulaciones, el control de los órganos del sistema respiratorios… son ejemplos de señales que acompañan a la información lingüística, permitiendo extraer información emocional u otro tipo de información en referencia al contexto del emisor.

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