Dentro del
lenguaje para la comunicación didáctica, se encuentran el lenguaje verbal, no
verbal y el paraverbal.
Se conoce que el comportamiento del
lenguaje funciona en base a dos componentes base: código y contenido. Sin
embargo, no forman parte de la totalidad del comportamiento verbal ni
comunicativo, puesto que se identifican variaciones lingüísticas (idioma,
tiempos verbales, lenguaje formal/informal…etc.) y otras no lingüísticas
(ritmo, tono, volumen de la voz, por ejemplo) que facilitan la comprensión del
contenido a emitir.
La paralingüística se encarga del
estudio de las variaciones no lingüísticas presentes en el proceso de comunicación.
Trata los elementos anexos que intervienen en el proceso comunicativo y que le
dan sentido, que apoyan o contradicen las estructuras verbales o kinésicas,
haciendo transmitir información adicional, recalcan, matizan, reargumentan o
incluso contradicen lo que se intenta transmitir con palabras en el proceso de
emisión.
Este tipo de lenguaje siempre ha sido
desplazado a un segundo plano por su dificultad a la hora de separarlo del
lenguaje verbal, así como a la hora de sistematizarlo y analizarlo, pues van
íntimamente ligados, se complementan el uno al otro y, básicamente, no se
entiende la comunicación con la supresión de alguno de los dos o dándose por
separado. Junto al lenguaje no verbal, han sido los que menos atención y
estudio han recibido. Fue a partir de la mitad del pasado siglo cuando han
recibido más investigaciones, siendo caracterizados por su
interdisciplinariedad.
Segú Poyatos (2002) la comunicación
tiene una estructura audio-visual triple básica que forma:
•
Lo que decimos
(dimensión lingüística).
•
Cómo lo decimos
(dimensión paralingüística).
•
Cómo lo movemos
(dimensión kinésica).
Dentro de la
paralingüística, podemos identificar tres modalidades:
•
Oral.
•
Escrita.
•
Otros elementos
de la paralingüística.
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